Este género sumamente dinámico y bailable se desarrolló a partir de los años 50 del siglo pasado en la ciudad de Nueva York. Allí convergieron numerosos músicos y cantantes que aportaron los ritmos de sus respectivos países a las llamadas "big bands" de la época. Así se fue cuajando esta nueva expresión musical en los clubes nocturnos de la Gran Manzana. Numerosas orquestas comenzaron a experimentar con estas fusiones, como las de Tito Puente, Tito Rodríguez, Ray Barretto, Larry Harlow, Eddie Palmieri y Willie Colón.
Se integraron instrumentos de percusión como las tumbadoras (también llamadas congas), los bongós y los timbales, provenientes del mambo y el son cubano. También se añadieron instrumentos de viento provenientes del jazz y los big bands, tales como el trombón, la trompeta y el saxofón. Por otro lado, se incorporaron instrumentos folklóricos como el tres cubano, el cuatro puertorriqueño y el güiro, entre otros.
El nuevo ritmo de salsa evolucionó como uno más rápido que el son, con montuno y estribillo. Su estructura se divide en el "cuerpo" de la canción, cuyo paso inicial es más lento para favorecer la expresión del vocalista. La segunda parte es el "montuno", donde el ritmo se vuelve agresivo y se alternan los coros y los soneos o improvisaciones del cantante. El ritmo básico de la salsa es la clave, en un compás 3/2 o 2/3 con tres notas fuertes y dos débiles, ejecutado con dos palitos que se conocen, precisamente, como claves. El resto de la música se construye alrededor de la clave, agregando compases con el bajo, el güiro, el cencerro o campana y los demás instrumentos de percusión.
Sin duda el repertorio de la salsa se ha nutrido con numerosas influencias, las cuales se reflejan en sus arreglos musicales. Este género fomenta la creatividad de los músicos, quienes dan rienda suelta a su habilidad, sobre todo cuando ejecutan los "solos" en medio de las canciones.
El momento en que realmente "explotó" la popularidad de la salsa fue la fundación de la casa disquera Fania, la cual organizó en 1968 el conjunto "Fania All Stars" que reunió los mejores músicos y cantantes del momento, los cuales recorrieron el mundo con su pegajoso ritmo. Cubanos, puertorriqueños, dominicanos y hasta norteamericanos se juntaron en esta exitosa iniciativa. La aportación de Puerto Rico fue monumental, ya que la mayoría de los artistas eran boricuas, entre ellos Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Ismael Rivera, Roberto Roena, Ismael Miranda, Luis "Perico" Ortiz, Papo Lucca, Pete "Conde" Rodríguez y muchos otros.
Aunque el ritmo salsero se baila a través del planeta, Puerto Rico fue convirtiéndose poco a poco en la capital de la salsa, toda vez que ha producido a muchos de los mejores exponentes del ritmo. Entre las más notables orquestas que se originaron en este país figuran El Gran Combo de Puerto Rico (considerada como la universidad de la salsa), la Sonora Ponceña, Roberto Roena y su Apollo Sound, Willie Rosario, Bobby Valentín, Tommy Olivencia, Costa Brava, y Raphy Leavitt y la Selecta.
Los cantantes boricuas se han destacado, en su mayoría, como grandes soneros o improvisadores. Entre los más conocidos se encuentran Ismael Rivera, Gilberto Santa Rosa, Domingo Quiñones, Héctor Lavoe, Marvin Santiago, Cano Estremera, Andy Montañez, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, Frankie Ruiz, Adalberto Santiago, Luisito Carrión, etc.
Los músicos boricuas en la salsa, se cuentan entre los mejores especialistas en sus respectivos instrumentos, tales como: Papo Lucca, Rafael Ithier, Richie Ray, Eddie Palmieri (pianistas); Endel Dueño, Tito Puente (timbaleros); Luis "Perico" Ortiz, Juancito Torres, Elías Lopés (trompetistas); Willie Colón (trombonista), Ray Barretto (conguero), Roberto Roena (bongocero); Bobby Valentín (bajista); Yomo Toro (cuatrista), etc.
Esa es la receta: son montuno, guaguancó, clave, soneos, percusión, y después "que le pongan salsa, pa mojar, pa mojar que le pongan salsa..."
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