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8 de febrero de 2017

DE REINOS Y PRINCESITAS

por Manuel Rodríguez Ortega
publicado en el periódico El Hostosiano
junio 2015




¡Ya es noticia en la prensa mundial! Nació la princesita inglesa, descendiente de una longeva reina que es dueña de medio planeta, gracias al invento del Commonwealth británico. Esa niña, hija de William, futuro rey de Gran Bretaña, llevará el nombre de Charlotte Elizabeth Diana, en honor a sus abuelas y a su bisabuela. Qué lástima que no conocerá nunca a su abuelita la princesa Diana, que murió acosada por los “paparazzi”.

El mismo día en que nació la princesa, nacieron, por supuesto, millones de niñas en todo el planeta. No obstante, sus destinos serán muy diferentes al de Charlotte. En India, por ejemplo, miles de recién nacidas correrán la suerte de ser abandonadas en la calle o vendidas al mejor postor. Mientras, en China, asesinarán a millares de neonatas o, cuando crezcan, serán esclavizadas en la prostitución. En numerosos países de África y Medio Oriente, centenares de niñas serán víctimas de ablación genital a causa de ciertas creencias culturales y religiosas. Por lo tanto, su sexualidad femenina será mutilada para siempre.

Ojalá que algún día los mismos medios de comunicación que celebran el nacimiento de los bebés de ‘sangre azul’, difundan y condenen las tragedias de las que son víctimas millones de niñas en el llamado tercer mundo.

Eso de la nobleza y las monarquías no es precisamente un cuento de hadas, como en las películas de Disney. Lo que representan es el poderío de una gente que sabe Dios quién les otorgó el estatus de realeza. Dominan grandes extensiones de terrenos pobladas por sus plebeyos súbditos. Los mayores descubrimientos, guerras y conquistas de la historia fueron producto de la ambición de reyes sedientos de poder y de riquezas. ¿Recuerdan el relato aquel de que la reina Isabel la Católica donó sus joyas para financiar el viaje de Cristóbal Colón hacia las Indias? Pues esa inversión la recuperó con creces, con todo el oro y piedras preciosas que le robaron a los nativos del nuevo mundo. Ni hablar de los otros imperios europeos que saquearon el resto del planeta.

La prosperidad que gozan hoy día las principales monarquías europeas, proviene en su mayoría de esas aventuras de pillaje que realizaron por estos mundos ‘salvajes’. Los reyes y sus familias constituyen un símbolo de autoridad en sus respectivas naciones, pero siguen viviendo del presupuesto público. Mantienen y disfrutan su estilo de vida gracias a los impuestos pagados por sus súbditos.

Muchos medios de difusión obtienen enormes ganancias al cubrir cuanto evento social involucre a los nobles europeos, bautizos, bodas, coronaciones, chismes, y demás. Suelen casarse entre ellos, por aquello de mantener su clase real. Por si fuera poco, el jet set de la nobleza europea cuenta con familias reales procedentes de países que hace tiempo los botaron a patadas y hoy son repúblicas. ¿Acaso estos príncipes ‘herederos’ planifican reconquistar sus antiguos dominios?

A lo largo de los años, muchos reinos se transformaron en gobiernos constitucionales, debido al reclamo de poderes por parte de sus súbditos. En casos como el de España, su sistema de gobierno es de corte republicano, pero con sus reyes en el trono. De paso, Leonor, la princesa de Asturias y heredera de Felipe VI, apenas tiene 8 años. No quiero imaginarme a sus compañeritos de clase rindiéndole pleitesía.

Otras monarquías en el planeta gobiernan de forma absoluta, en donde sus dinastías se lucran excesivamente a costa de la miseria del pueblo. Eso pasa mucho en los alrededores del Golfo Pérsico.

En algunos países que no son monarquías existen dinastías hereditarias, como el caso de los Kim en Corea del Norte, y como pasó en Haití con los Duvalier y los Somoza en Nicaragua. Hasta en Puerto Rico tenemos algunos ‘reinados’ en donde ciertos alcaldes les heredan la poltrona a sus nenes. Para desprestigio de ellos, sus chismes no salen publicados en Hola, sino en Primera Hora.

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