por Manuel Rodríguez Ortega
publicado en el periódico El Hostosiano
octubre 2010
Es común deducir que si una persona está molesta sin razón evidente, “se levantó por el lado izquierdo de la cama”. Se menciona también que aquel que le es infiel a su pareja es porque “tiene una amante por la izquierda”. El que maneja negocios turbios “está bregando por la izquierda”. Si no tenemos mucha destreza para aprender a bailar, es porque “tenemos dos pies izquierdos”. Peor aún, a los que usamos más la mano izquierda, nos asustan con que “los zurdos no van al cielo”.
Ciertamente, a los zurdos nunca se les ha hecho fácil vivir en un mundo de derechos. Incluso, si queremos estudiar abogacía, vamos a la Escuela de Derecho. El cristiano tiene la esperanza de que, al morir, vaya a morar a la diestra del Señor. Un trabajador habilidoso en su oficio es muy diestro. Las disposiciones legales que nos cobijan son derechos humanos. En el juego de béisbol, el zurdo que se trepa a la lomita es un lanzador “del lado prohibido”. Si estamos desorientados y buscamos una dirección, usualmente nos recomiendan “siga derechito por esta carretera”.
La disyuntiva que tenemos es definir entre lo “diestro” y lo “siniestro”. Lo derecho tradicionalmente alude a la ley y el orden, la justicia y la autoridad, lo correcto, justo, hábil y listo. Por el contrario, lo que está a la izquierda se asocia con lo extraño, infortunado, malo, torcido, traicionero, sucio y torpe. La mayoría de las religiones han condenado la zurdera a través de la historia, por considerársele profana, diabólica y contraria a los preceptos de la fe. Sin embargo, para el budismo la mano izquierda simboliza sabiduría, al igual que en la cultura incaica.
Para colmo de males, los zurdos tenemos que sufrir la dificultad de manejar objetos de uso cotidiano que están fabricados para derechos, tales como tijeras, abrelatas, cuchillos, herramientas, instrumentos musicales, relojes, pupitres, etc. No obstante, ya se producen cada vez más artículos adaptados a su uso con la mano izquierda, ante la creciente población de zurdos que ya no están sujetos a la presión de obligarlos a ser derechos. De hecho, por siglos obligaron a los niños zurdos a escribir con la mano derecha, amarrándoles la mano izquierda a la espalda.
Ser zurdo no debe considerarse como un defecto o manía que hay que corregir. Entre un 8% y 13% de población es zurda, con mayor proporción entre los varones. El origen de la zurdera depende de dos factores: la herencia genética y el adiestramiento o experiencia que cada niño tiene durante su maduración cerebral.
Los dos hemisferios del cerebro controlan de forma cruzada el lado opuesto del cuerpo. Por lo tanto, se asocia a la zurdera el predominio del hemisferio derecho del cerebro. Éste controla la creatividad, la visión, la memoria visual, las emociones, el sentido espacial, la apreciación de la forma y el color. Por otro lado, el hemisferio izquierdo (que domina el lado derecho del cuerpo) se relaciona con procesos de inducción, deducción, la lógica, el lenguaje, la escritura y las matemáticas.
Este predominio del lado derecho del cerebro hace que los zurdos tiendan a ser - probablemente - más pensadores, más creativos y visuales que los diestros. Esto puede explicar que exista un mayor porcentaje de zurdos en la música, el deporte y las artes en general. Irónicamente, también entre los zurdos hay mayor incidencia de trastornos neuronales y problemas mentales.
Históricamente se han denominado como “izquierdistas” a todos aquellos movimientos de origen popular que han desafiado las estructuras de poder oligárquicas, conservadoras y explotadoras de los pueblos. Frente a esa derecha autoritaria y elitista, la izquierda ha combatido para lograr cambios políticos que generen igualdad y justicia social. En esa categoría se han acomodado tradicionalmente una amplia variedad de movimientos progresistas: socialistas, socialdemócratas, comunistas, ambientalistas, liberales, sindicales, feministas, nacionalistas y anarquistas.
Podemos concluir que ser zurdo representa la expresión libre del que no se ajusta a los prejuicios, y que desafía lo establecido. Todo aquello que implique izquierda es una afirmación de resistencia que busca obtener la igualdad y el reconocimiento. Después de todo, somos parte de esa izquierda comprometida que lucha por la libertad de la Nación. Así que levantemos el puño izquierdo para juntos entonar “¡Despierta borinqueño...!”
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