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26 de abril de 2013

LA VUELTA AL MUNDO A TRAVÉS DE LOS SELLOS


por Manuel Rodríguez Ortega

Como filatelista que soy (coleccionista de sellos de correo) disfruto la diversidad de temas que abarcan los servicios de entrega de correspondencia de todo el mundo. Desde la fauna y la flora de un país, hasta sucesos históricos y propaganda política, los amantes de este pasatiempo aprendemos "un mundo" de la idiosincracia de otros pueblos y sus gobiernos, transmitidos a través de las estampillas. Desde que Rowland Hill inventó el sello de correo en Inglaterra en 1840, millones de imágenes han desfilado por estos papelitos con goma adhesiva atrás, como evidencia del pago de un envío postal. 

El propósito del sello es que sirva como evidencia del pago que hizo el remitente de la carta o paquete, ya que antiguamente era el destinatario quien pagaba el impuesto. Hill tuvo la idea de cobrarle al emisor de la carta, al ver cómo una campesina pobre tuvo que devolver la correspondencia, al no poder pagarla. Cuando diseñó el primer sello de la historia, conocido como "Penny Black", le puso la palabra "Postage", el precio de un penique y un retrato de la Reina Victoria. No consideró necesario añadirle el nombre del país, porque con la imagen de la reina bastaba. Es por eso que aún hoy día el Reino Unido no incluye su nombre en sus sellos; simplemente coloca una pequeña silueta del monarca de turno.


Presidentes, reyes, emperadores, jeques, políticos, artistas, deportistas, religiosos y exploradores, entre otros, han sido representados por los servicios postales del planeta, acompañados por el costo de sus respectivos sistemas monetarios. De hecho, además del precio y el diseño, un sello suele tener el nombre del país o región que lo emite y sus bordes deben ser perforados, de modo que se puedan extraer fácilmente de la hoja de impresión que contiene muchas estampitas. Con el paso del tiempo, numerosos sellos ganan alto valor, de acuerdo con su antigüedad, contenido, rareza y hasta defectos en su impresión, y pueden alcanzar cientos de miles de dólares.


Prácticamente todos los países del mundo emiten estampillas de correo. Incluso países que ya no existen han dejado sus sellos como legado, los cuales son muy apreciados por los coleccionistas. En el caso de Puerto Rico, bajo el régimen español se llegaron a producir sellos para la Isla, a fines del siglo XIX. Luego de la invasión norteamericana de 1898, nuestro correo fue absorbido por el servicio postal de los Estados Unidos y dejó de producir sellos propios. No obstante, el correo federal ha lanzado ocasionalmente estampillas alusivas a su colonia caribeña. Recordamos el que se dedicó a Roberto Clemente y el sello pequeñito de Luis Muñoz Marín, escrito como "Munoz Marin". Se imprimió uno en 1971 para conmemorar el aniversario 450 de la fundación de San Juan y en la década de 1940 salió uno que reseñaba la primera vez que los puertorriqueños votaron por su gobernador. Recientemente se publicó uno muy bonito de nuestra Julia de Burgos, lo cual me motivó a retomar mi pasatiempo, luego de varios años de tener mis álbumes guardados.


Hay países pequeños que producen abultadas series conmemorativas de estampillas que les generan numerosas ganancias. Entre los temas más utilizados están los que honran al Papa, a la nobleza británica, a los presidentes de Estados Unidos, los artistas de Hollywood y los muñequitos de Disney. Muchos de mis sellos favoritos fueron producidos en Europa Oriental y la antigua Unión Soviética, en pleno auge del comunismo. Sus diseños eran rimbombantes al promover la ideología marxista, el culto a los próceres bolcheviques y el éxito de la tecnología aerospacial.


He descubierto, que en la filatelia se producen numerosas curiosidades históricas y políticas que se plasman en los sellos de correo. Por ejemplo, en el caso de los Emiratos Árabes Unidos, cada uno de sus emiratos publicaba sus sellos por separado: Dubai, Abu Dhabi, Ajman, Fujeira, Sharjah, Ras al Khaima y Umm al Qiwain. Varios países produjeron sellos con cambios de nombre: Alto Volta se convirtió en Burkina Faso; Dahomey se convirtió en Benin; Ceilán se volvió Sri Lanka y Honduras Británica se llama ahora Belice. 

Si seguimos el mapa filatélico, podemos ver que otras naciones se unieron (voluntaria o forzosamente) a otras. El Estado de Hadhramaut se volvió parte de Yemen y las Islas Molucas del Sur fueron anexadas a Indonesia. En este último caso, el movimiento independentista huyó de las islas y se estableció en Holanda, donde fundaron la República de las Molucas del Sur en el exilio. Por otro lado, hay países que permiten que sus regiones o dependencias emitan sus propios sellos. Esto es así en el Reino Unido de Gran Bretaña, cuyas islitas de Man, Guernsey, Jersey, Lundy y Davaar tienen sus propias colecciones. No obstante, en el mercado filatélico pululan las falsificaciones, que se les atribuyen a ciertos países unas ediciones postales que nunca fueron producidas por ellos.


No hay duda que la filatelia, al igual que la numismática (colección de monedas) recoge una diversidad de culturas, sistemas de escritura, recursos naturales y personalidades cada vez que se exhiben nutridas colecciones.  Existen clubes de filatelia alrededor del mundo, entre los que se encuentra la Sociedad Filatélica de Puerto Rico. Sueño con el día en que Puerto Rico vuelva a crear sellos que circulen por todo el mundo y hagan constar que existimos y tenemos nuestra identidad propia y cultura, plasmada en un papelito engomado.